Salas de prensa virtuales, ¿Avance o pérdida de sustancia?

No lo recuerdo porque entonces no había nacido, pero lo he visto en películas y me han hablado incontables veces de ello. Las salas de prensa de antes olían a tabaco y a whisky, los teléfonos sonaban sin descanso y los periodistas parloteaban sin parar, preguntando, indagando y destapando historias.

Ahora todo se reduce al tecleo de una dirección web y…¡tachan! Todo lo que quieras saber al alcance de tu mano en una pantalla de ordenador, sin comunicación física entre colegas y compañeros. Y aunque cada día nos volvamos más reacios al contacto personal, al trato y las buenas formas, a los favores de compañeros de profesión y a los “nos tomamos una copa y te lo cuento todo”, estas nuevas salas de prensa son, en parte, un avance en lo que a comunicación se refiere. Ahora toda la información que deseemos nos es posible encontrarla y transmitirla a los lectores. Ya no es necesario preguntar, ni estar presente siquiera. Ahora toda la información emana de las caudalosas salas virtuales de prensa.

¿Qué si estoy de acuerdo con ello? No creo que esa sea la pregunta correcta, pero no me escaparé de la respuesta. En mi opinión lograr una información completa al momento, una buena información además, no me supone ningún obstáculo para poder hacer un trabajo del que sentirme satisfecha. Es un acierto haber encontrado un espacio, ya sea virtual o físico, pero en este caso virtual, del que extraer toda la información requerida para poder trabajar. Hoy en día el asunto está tan avanzado que, por poner un ejemplo, en la sala virtual de prensa de JazzMadrid15 encontramos desde notas de prensa de la propia organización, presentación de artistas con sus hazañas en el mundo del espectáculo, el programa de La Noche en Vivo, dónde poder asistir a las conferencias y al cine que el propio festival organiza y los datos técnicos, donde poder encontrar a los organizadores, por si a alguien le queda alguna duda y se le ocurre llamar para preguntar.

Todo eso está muy bien, pero si quieren saber lo que pienso me hubiera gustado tomarme esa copa con el compañero mientras me cuenta sus batallitas periodísticas, o que mi jefe me llamara pidiendo respuestas y descontándome días, oír el rasgueo de un bolígrafo sobre el papel, para variar. No dejo de pensar en la sala de prensa de Miedo y asco en Las Vegas. Cerveza, periodistas, humo y algo vibrando en el aire, las historias tal vez. Ahora me levanto de la cama, me pongo la bata, me meto en el gran buscador y se acabó la aventura.

El presente tiene sus ventajas, no lo niego y tampoco lo dudo, pero entre tanta inmediatez, tanta información que apenas ha costado esfuerzo encontrar y tan poca interacción en el asunto, ¿somos capaces de volcar nuestro alma en el trabajo?

Es decir, ¿de qué manera nos volcaríamos más en un proyecto, estando presentes, conociendo el ambiente y escuchando a los involucrados, o comprobando el dossier de prensa de una web en internet? La respuesta varía según la persona por supuesto.

Miro hacia atrás y me da pena pensar que esas salas de prensa tan peculiares no volverán a formar parte de la profesión periodística. No habrá whisky, ni humo, ni reencuentros entre compañeros y tampoco teléfonos sonando. Bueno, quizás teléfonos sonando si. El de mi jefe cuando me avise que el nuevo dossier de prensa ya está colgado en la web.

Periodismo y medios de comunicación, ¿eres marciano o troglodita?

«Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Rompe con lo establecido y aplica las ideas que tengas. Aprende a ser como el agua, adáptate a todo y distribúyelo, si no el contenido pierde todo su valor. Observa los acontecimientos desde otro ángulo, se más inteligente que el resto y dale la vuelta a la situación, exprime todas sus posibilidades. Mantén la información frente a ti, acaba con la era del social lag, únete a los marcianos y abandona la Edad de Piedra.»

En breves palabras este primer párrafo resume la conferencia que ofreció Mario Tascón, experto en comunicación, a los alumnos y futuros periodistas, si es que no lo son ya, de la Universidad Complutense de Madrid el pasado 10 de noviembre bajo el nombre de NewPaper10.

Y resulta que el experto en comunicación llevaba toda la razón. Nos encontramos en una era curiosa, de grandes cambios y avances tecnológicos que, nos guste o no, afecta a la sociedad y a la forma en la que la sociedad decide mantenerse informada y comunicarse.

Coincido con Mario en algo muy básico, entre otras cosas. Refiriéndonos a los nuevos medios y al periodismo, existen dos extremos de profesionales en los nuevos tiempos en los que ya estamos inmersos. Los marcianos y los hombres de las cavernas.

Los marcianos son aquellos que aplican las nuevas tecnologías emergentes en el ámbito de la comunicación y la información. Es decir, hacen uso de herramientas de difusión como Twitter, blogs, webs, YouTube, Facebook, periódicos, informativos, revistas e incluso radios online que permiten acceder a la información desde algo tan sencillo, pequeño y ligero como es el Smartphone. Estos marcianos son conscientes de la rapidez que aporta la red y deciden unirse a ella, abrazarla y jugar a ser el más veloz. Son periodistas con una amplia visión de futuro, que no se sienten estancados en el papel y la televisión y optan por impulsar el gran engranaje de la comunicación hacia caminos más veloces y arriesgados que los habituales, pero logrando un objetivo principal que todo medio de comunicación en la tierra tiene como fin: Informar rápido y a cuantos más mejor.

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Por otro lado tenemos a los hombres de las cavernas. Estos son una especie curiosa que rehuye de lo tecnológico y se ciñe al papel, a la televisión y a la radio convencional. No aplican la sabiduría y los avances de los marcianos a la hora de informar por lo que, a pesar de que al papel aun le queda mucha vida, no consiguen llegar a tanta gente como los extraterrestres y esto les frustra, hace que los grandes imperios (empresas) se desmoronen y acaben sus días en la más triste de las miserias; no ser escuchados, ni leídos y cada vez ser menos vistos.

Entre estos dos extremos nos encontramos cada vez con más frecuencia los periodistas que intentamos saltar a la nave espacial. Es un cambio notable pero necesario. Debemos adaptarnos a los nuevos métodos o nos quedaremos atrás. Ser como el agua, adaptarse a todo tipo de formatos, saber manejar cámaras de video y cámaras fotográficas, saber estar donde hay que estar, saber redactar en las redes sociales y captar lectores, nuevos y viejos, saber informar siendo conscientes de que seremos un granito de arena en una montaña de información universal, conectada a todo y en todo momento.

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La acción de informar no solo conlleva a la acción en sí, sino a saber distribuir esa información adecuadamente. Hacer que llegue a la otra punta del planeta tan solo con un “click”.

En resumidas cuentas, cambiar la metodología de nuestra manera de informar y no quedarnos atrás, ya que el tiempo es una especie de bola de nieve que desciende por una ladera y se hace más grande y más contundente y si te subes tarde a la bola es posible que todo lo que te puedas encontrar te sobrepase.

Valemos, sabemos hacerlo y si no sabemos lo aprenderemos. Por que hoy en día somos como el amigo Vitruvio. Perfectos (en nuestra imperfección), capaces de todo, dispuestos a todo y sobre todo con muchas ganas crear grandes futuros.

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Be water my friend…

Personal empleado en Investigación y desarrollo tecnológico desde 2006 hasta 2013

Las estadísticas sobre las actividades de Investigación y desarrollo tecnológico del INE tienen como objetivo principal proporcionar información de los recursos económicos y humanos destinados a la investigación por todos los sectores económicos del país y de esta manera conocer el esfuerzo realizado en investigación.

Esta vez las variables estudiadas serán el personal dedicado a la investigación y el desarrollo por el tipo de sector, es decir, empresas, administración pública, instituciones privadas sin fines de lucro y enseñanza superior.
Todos los datos de esta estadística son recogidos desde el 2006 y hasta el 2013. Las cuatro mismas variables están presentes en dos categorías diferentes, “total” e “investigadores” para diferenciarse del resultado total de cuanto personal empleado resultaron investigadores.

Al observar la tabla nos damos cuenta de que notablemente el personal empleado en las categorías de administración pública, enseñanza superior y empresas ha aumentado de 2006 a 2013, no así las IPSFL (Instituciones privadas sin fines de lucro), que han disminuido su personal empleado durante los ocho años de datos que nos encontramos en la estadística.

En cuanto al total de trabajadores de la administración pública, podemos comprobar una subida desde 2006 (34.588) hasta 2010 (46.008), año en el que empieza a descender el personal empleado hasta llegar a los 39.349 empleados.
En enseñanza superior observamos que desde 2006 (70.950) hasta 2010 (83.300) el numero de personal empleado no deja de aumentar. A partir de 2010 y hasta el año 2013, el número de empleados descenderá hasta alcanzar los 74.923 trabajadores.

El año culminante de las empresas en este sector en lo que se refiere a trabajadores fue 2008, cuando consiguieron contratar a 95.207 trabajadores, haciendo frente a los 82.870 de 2006 y a los 88.635 empleados de 2013.
Las IPSFL son las únicas en esta estadística que no han conseguido superar las cifras de 2006 en ninguno de los años venideros hasta llegar al 2013. Empezaron con una cifra de personal empleado de 570 y finalizaron 2013 con 395.

Por otro lado pero con relación al personal empleado en investigación y desarrollo observamos que dentro de ese total que hemos mencionado antes, se diferencia un numero de investigadores concreto.
Frente al total de los 188.978 trabajadores empleados en 2006, 115.789 de ellos eran investigadores. Las cifras de investigadores contratados aumentan hasta el año 2010 (134.653) y comienzan a descender hasta el 2013 (123.225). Pese a que las diferencias de personal empleado aumentan en términos generales, las contrataciones de los años que transcurren entre 2006 y 2013 son muy variadas en cifras.

Como conclusión podemos observar que el numero de empleados en general ha aumentado a medida que transcurren los años, pero con muchas variaciones en entre ellos. Así observamos mayor dedicación e interés hacia la investigación y el desarrollo en equivalencia a jornada completa en 2010, mayor que en todos los demás años de la estadística realizada por el INE.

Volverán a comprar fantasía

“Tápense señoritas, que ahora vamos a venderles tela con un halo de sensualidad misteriosa” es lo que imagino que les habría dicho el señor Hugh Hefner, fundador y editor jefe de la conocida revista erótica Playboy, a sus conejitas en su inmensa y ostentosa mansión.

¿Cuáles son las intenciones del magnate americano al cubrir a las modelos con ropa cuando la revista llegó a la fama precisamente por destapar a las mujeres que posaban para aquella prestigiosa publicación?

Antes que nada, debemos observar el presente para darnos cuenta de que hoy en día apenas hay secretos, ni misterios y tampoco enigmas a cerca de los rincones más privados y escondidos de los cuerpos desnudos. Todo el mundo puede consumir erotismo por internet al módico precio de cero euros. No hay mayor incógnita que poner lo deseado en el buscador de la gran red y disfrutar de las vistas. Por lo que sacar una publicación mensual, que ya empieza a echar sus primeras canas, en la que pagas por algo que puedes conseguir gratis no renta, o eso le dijo el actual editor de la publicación Cory Jones, nervioso y tembloroso al jefe Hefner.

El multimillonario no se lo pensó dos veces. Aceptó la propuesta por una sencilla razón. Solo le hizo falta echar la vista hacia atrás para darse cuenta de un hecho irrefutable. Cuando la fotografía empezó a dar sus primeros frutos y comenzaron a retratar a las mujeres y los hombres del siglo XIX, había dos factores que hoy en día y desde una perspectiva más aperturista que hace unos años se pueden observar fácilmente. El primero y con respecto al sexo femenino era que, las mujeres de aquellos años jugaban con la sensualidad de “no puedo enseñar pero dejo entrever”. Desde el comienzo de la historia de la fotografía y hasta hace un puñado de décadas, la mujer era retratada como un ser frágil, débil, melancólico, dependiente y puro. Imágenes que no dejaban enseñar mas que unos pocos resquicios de lo que era el cuerpo femenino, pero que llevaban consigo una carga sexual secreta que daban pie a fantasías y sueños en las mentes de los hombres.

play

Izqda: Primer número de la revista Playboy (diciembre de 1953) Dcha: Edición para coleccionistas (1992)

El sexo masculino por el contrario, era retratado como el ejemplo de virilidad, testosterona, heroicidad y divina creación de Dios. Se trataba de representar a los dos sexos mediante estereotipos que a lo largo de los años han ido cambiando de una forma muy curiosa. En la exposición fotográfica Percepciones, hombre y mujer en la historia de la fotografía, es muy palpable la intención de retratar estos estereotipos de los que hablamos. Es divertido ver cómo la mujer va destapándose a lo largo de los años y adquiriendo un carácter más seguro e independiente. Los hombres al contrario, con el paso del tiempo consiguen transmitir una sensibilidad y personalidad hasta el momento no retratada en el sexo masculino.

Sabiendo estos hechos, podemos percatarnos de la genialidad de la idea de Cory Jones. Y es que él no busca precisamente debilitar al sexo femenino y marginarlo a los pensamientos de dos siglos atrás, sino vender en pleno siglo XXI sueños y fantasías, tal y como se vendían en el pasado. Acostumbrados a obtener siempre lo que queremos, la nueva revista Playboy pondrá la miel en la boca de sus lectores, pero no les dejará saborearla, sino simplemente imaginar su gusto. Y esa idea o fantasía, vende más que el producto en sí. Porque, para bien o para mal, siempre deseamos lo que no podemos tener, o en este caso ver.